lunes, 30 de junio de 2008

Y callamos...

Nos dejaron sin rabia y sin palabras,
anularon nuestra condición de profetas,
somos, sólo, un silencio cómplice,
la negación durísima del sueño de Dios...

Las pateras y los cadáveres llegan a a la costa
y callamos.
El hambre mata a los hijos de las mujeres del Sur
y callamos.
Nuestros gobiernos hacen guerras
y callamos.
Sabemos del tráfico de mujeres en prostíbulos
y callamos.
Arrancamos árboles, ensuciamos mares y ríos
y callamos.

Nos dejaron sin rabia y sin palabras,
esterilizaron la vida, silenciaron la verdad,
somos, sólo, un silencio cómplice,
la negación blasfema de la tierra nueva...

No está aquí la esperanza, está fuera,
está donde se niega la vida, donde se mata,
donde se sufre, donde se tortura,
está en lo oscuro, más allá de las fronteras,
está fuera de los templos.

Porque allí donde se niega la vida,
habrá de florecer desde la rabia y las palabras.

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