Para mirar el horizonte
y vislumbrarlo con ciertas garantías,
es preciso estar firmemente apoyado,
tener bajo los pies un suelo seguro.
Porque el horizonte
ha de alcanzarse siempre
desde un presente vivo e inquieto,
desde un hoy con ansias de eternidad,
desde la conciencia de lo que somos
y el sueño de lo que queremos ser.
El presente bajo los pies,
el pasado en el recuerdo,
el mañana en el corazón.
Sólo queda caminar.
viernes, 22 de julio de 2005
Caminar
De Gonzalo Revilla
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